miércoles, 17 de diciembre de 2014

Ella me enseñó el significado de la palabra lealtad

Le hablan los ojos, decíamos, y es que bastaba una mirada, para entendernos mutuamente.

Fiel desde el primer hasta el último día.
Sus ojos reflejaban ternura, frescura, inteligencia y es que ella, vivía, por y para nosotros.
Nos esperaba pacientes siempre en el mismo sitio, su sitio, todos los días, sin faltar ni uno solo.

Vivió libre, siempre de acá para allá, acompañándonos a Salces, a Barrio y con esa cara de lista, inconfundible para nosotros, cuando barruntaba que nos íbamos de "ruta".
Siempre en su lugar,  donde ella se encontraba tan a gusto, donde se dirigía nuestra mirada cuando nos bajábamos del coche y donde siempre la encontrábamos, día tras día.

He escuchado a veces que las personas eligen los lugares, pero en este caso creo firmemente que la elección fue mutua, ella eligió su lugar, y el lugar la eligió a ella. Y ninguno de los dos necesitaba mas porque juntos formaban un tamdem perfecto.
Donde dominaba las situaciones y donde el tiempo para ella pasaba lento y feliz.
En invierno se llenaba de copitos de nieve y en verano, la poníamos margaritas entre las orejas, siempre dispuesta a ser captada por algún flash, saliendo del colgadizo o en su eterna esquina donde pasó mas de media vida y la que parece que nadie se ha atrevido a ocupar desde entonces.
Dicen que todos dejamos un trocito de nosotros en el lugar que nos ha pertenecido y sin duda, ése lugar, lleva su nombre.

Pasaron 18 años... 18 largos años y poco a poco se fué apagando, sus ojos ya no eran los mismos, y es que todas las aventuras vividas pesaban a sus espaldas... Ni siquiera en los últimos días cuando levantarse suponía mas un esfuerzo que un placer dejó de acompañarnos, vigilarnos y querernos a su manera.
Nunca olvidaré su mirada intensa en sus últimos momentos cuando pude leer en la tristeza de sus ojos... GRACIAS!


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