miércoles, 5 de febrero de 2014

Desde el Norte de todos los nortes. Laponia... mágica

A las 20,30 en la plaza de Kauppatori. Eso era todo lo que sabía de mi próximo viaje a Laponia, la rapidez con la que se habían sucedido los últimos acontecimientos habían hecho imposible ni siquiera echar un vistazo a la guía del viaje. Pero éso era suficiente.
En menos de 24 horas había preparado mi maleta con todo lo necesario para lo que presagiaba iban a ser siete dias inolvidables en Laponia.
Auguraba un viaje cansado, pero me reconfortaba la idea de que después de doce interminables horas en autobús llegaríamos a nuestro primer encuentro con Papa Noel, Rovaniemi en el corazón de Laponia nos esperaba. Fue una noche larga en la que parecía imposible encontrar una postura lo suficientemente cómoda para poder descansar un poco. De vez en cuando dormí y cuando no, siempre al son de las canciones de Manolo García contemplaba el paisaje inmensamente blanco que aguardaba ahí afuera.

Día 1. martes.
Con 1500 km a la espalda por fin llegamos a Rovaniemi, y Santa Claus Village nos dio la bienvenida. He de reconocer que hasta entonces había intentado ver todos los documentales, que sobre todo por Navidad, echaban en televisión sobre Laponia, pero he de reconocer también que la realidad superó todos los documentales, cada rincón era sumamente mágico.
Eran aproximadamente las 10.30 de la mañana, estaba nevando y el termómetro marcaba 15 grados bajo cero. Sencillamente perfecto!

Una larga cola aguardaba para ver al auténtico Papa Noel, un sueño para cualquier niño y para los que ya no lo somos tanto… Durante el camino, cruzamos la línea del Círculo Polar Ártico (Napapijri) y pudimos contemplar el gran reloj que para el tiempo del planeta para que Papá Noel pueda repartir todos los regalos en una sola noche. Foto de grupo y a investigar los miles de detalles a cada cual más especial que esperaban las cientos de visitas que recibe Santa Claus diariamente.


Los renos esperando para llevarte de paseo, un trampolín improvisado de hielo, el cartel de las distancias a las capitales (Madrid a 3524 km), la habitación donde se almacenan las cartas de los niños durante el año y un largo etcétera... 

Y yo aproveché para mandar unas postales desde de la casa de joulupukki (Papá Noel en finés) Aproximadamente después de dos horas… rumbo a Levi.




Dia 2: miércoles
A las 9,30 esperaba el autobús para hacer el Husky Safari, a unos 15 minutos del centro de Levi. Un matrimonio finés con sus dos hijas regentaban el negocio desde hace más de quince años. Cuando llegamos ya estaba todo preparado, todos los perros ya atados a los trineos esperando ansiosos la excursión.

En parejas, turnando el “volante” del trineo atravesando primero un frondoso bosque de pinos y después una llanura que parecía sacada de una postal.




Y hasta una vitro cerámica improvisada en un hueco hecho en la nieve con té caliente  y galletas para combatir el frio. Impresionante

Día 3: jueves
Las chicas del cottage improvisamos una excursión en raquetas por un bosque que había cerca de la estación de esquí de Levi. Después de andar aproximadamente 5 km de los cuales 1,5 fueron hacia arriba  y por un camino no precisamente fácil… pudimos contemplar lo que creo que será una de las vistas más bonitas que veré jamás. Habíamos llegado a una de las montañas de Levi desde donde se podía ver un paisaje impresionante. Disfrutamos simplemente sentadas en la nieve divisando aquella maravilla, haciendo fotos y en silencio y después volvimos por el mismo camino. Enjoy Little things!



"Como todas las experiencias espirituales, Laponia tiene que verse y sentirse; describir estados mentales nunca está a la altura de la auténtica experiencia. Las palabras no logran captar la sensación que produce estar en lo alto de una meseta observando la vasta naturaleza que te rodea… Es algo que hará que te recorra un escalofrío por la espalda" 


Día 4: viernes


Raquetas, esquí de fondo, esquí, pasear, descansar… Las opciones eran múltiples pero yo me decidí por esquiar. Estaba en Levi la estación de esquí por excelencia de Finlandia y en la que se celebrará el próximo noviembre el campeonato del mundo de esquí.


Me levanté temprano y después de alquilar el material y sacar el forfait… allá fui.





Por solo dos euros más compré un billete de autobús con el que puedes ir de una zona a otra de la estación en autobús y recorrer los mas de 200 km esquiables. Pues así fue, a primera hora en la parte oeste, remontes de mas de 2 km interminables y pistas inmensamente largas, anchas y perfectas para esquiar. Creo que el termómetro marcaba unos -20 grados pero la sensación térmica debido al viento era mucho más fría. He de reconocer que en algún momento estuve a punto de congelarme pero todo lo que me rodeaba era tan bonito que no quería perder ni un minuto. Aunque solo estábamos a poco más de 500 metros de altitud la nieve era sencillamente perfecta. A las 14,30h reno para comer riquísimo, y sin parar más de una hora, seguí esquiando…





Después me deslicé varias veces por la pista negra en la que se celebrará la copa del mundo de esquí y reconozco que sentía vértigo de la pendiente que tenía, increíble, y pensar que los esquiadores llegan a los 80 km / hora… 

Por la tarde recorrí toda la parte Norte y esquiar de noche es una sensación impresionante. Finalmente sobre las 18,30 exhausta del día, me retiré.

Lo mejor después de un día largo de esquí es veinte minutos de sauna y… unos treinta segundos tumbado en la nieve sin congelarte, tradiciones finesas…

Día 5: sábado
El fin del viaje estaba próximo… Un paseo de unas tres horas por los bosques silenciosos de Levi y un pancake de Reno antes de comprar algunos recuerdos en las tiendas de Levi y hacer la maleta para el día siguiente…


Día 6: domingo
A las 10.30 el sentimiento de nostalgia se palpaba en el ambiente… Último vistazo a los árboles cubiertos de nieve de algodón, a los cottage en los que tan cómodos habíamos estado, última vez disfrutando de aquel silencio infinito de Laponia y finalmente rumbo a Turku…



De camino a “casa” visitamos el Snowcastle en Kemi (Castillo de nieve), el cual se construye cada año a mediados de noviembre, siempre con un diseño nuevo y diferente al del año anterior. Se sitúa en la costa Oeste de el país, justo al lado del infinito mar Báltico. Inmensas paredes de hielo talladas a mano y figuras de hielo escenificando un altar, una cafetería o hasta un restaurante. Tiene más de veinte habitaciones para huéspedes en las que el precio ronda los 300 euros / por noche a unos 4 grados bajo cero.



Habíamos pasado seis días increíbles en el corazón de Laponia, disfrutando simplemente de la naturaleza, aquí, en estado puro y de los cientos de posibilidades que ella nos brinda. Admirable la fortaleza de la gente lapona que hace de las situaciones más adversas una vida totalmente normal y feliz. Superan temperaturas extremas, metros de nieve sobre sus carreteras, luz infinita o noche infinita pero siempre con una sonrisa hacia los que tenemos el placer de conocerlos y adentrarnos un poco en sus costumbres y en su vida.
El balance del viaje… creo que sobran las palabras. Desde Laponia, la provincia más septentrional del país, desde el Norte de todos los nortes…Hasta siempre!


“Según la mitología sami, todo tiene alma. Así, todo ser vivo e inerte tiene su propia historia. Las rocas y los árboles, los zorros y los renos, la aurora boreal del cielo y la navaja que sostiene el pastor de renos… Todos contienen sabiduría y conocimiento en su interior. Los espíritus están presentes en todo, donde quiera que uno vaya.”
La vida en Laponia sigue el ciclo de la Madre Naturaleza








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