Por mis venas serpentean sentimientos entre mezclados de tristeza y nostalgia por una parte, y esperanza, ilusión y ganas todas en esta nueva aventura.
Dice el sabio refrán que quién no arriesga no gana y que la vida sólo tiene sentido para aquellos que saben buscarlo... (Éste último un poco adaptado a la situación)
Huyendo de la temida rutina y evitando acurrucarme en la seguridad de que mañana será obligatoriamente igual a ayer, ahora soy la pasajera número 243 de un Boeing 747 de la compañía Air France con destino Helsinki.
Por delante intrigantes días de frío, expectativas por cumplir y un reloj con 14.860.800 segundos que comienzan ya... tic-tac, tic-tac
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